Logo de Huffpost

Una madre le dona a su hijo la casa y las tierras y este busca que la abandone con su suegra de 94 años: “ni al baño me dejan entrar”

Tras enviudar, confió en su hijo y le donó la vivienda y el terreno familiar, sin dejar constancia legal de su derecho al usufructo para poder vivir con normalidad en la casa.


Urszula Burska
Una madre le dona a su hijo la casa y las tierras y este busca que la abandone con su suegra de 94 años: “ni al baño me dejan entrar” |Polsatnews
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Las madres lo dan todo por sus hijos, incluso hasta el punto de donarles sus bienes en vida para evitar que paguen impuestos por la herencia. Pero a veces, se cede incluso la vivienda con la esperanza de seguir viviendo con tranquilidad... y se acaba teniendo la sensación de ser una extraña en nuestra casa propia. Eso es lo que le ocurre a Urszula Burska, una mujer de 56 años que, tras la muerte de su marido, entregó la propiedad a su hijo y hoy vive recluida, sin acceso al baño ni a la cocina, en un ambiente de hostilidad constante. “Ni al patio me dejan salir”, relata con tristeza, desvelando una historia familiar tan dolorosa como real.

Según recoge el medio Polsatnews, en 2016, tras la muerte de su marido, Urszula Burska firmó ante notario la donación de su casa y unas diez hectáreas de terreno a su hijo. Según relata, el pacto incluía que ella conservaría una habitación para vivir y que su hija recibiría una compensación económica. A pesar de su generosidad, este acuerdo no se reflejó por escrito en la escritura notarial, lo que ha dificultado cualquier reclamación posterior.

suegra de Urszula de 94 años
suegra de Urszula de 94 años | Foto: Polsatnews

“Pensé que estaría segura allí el resto de mi vida”, explicó Burska. Su hija, Marzena Rataj, asegura que se le prometieron 200.000 zlotys (unos 47.070 euros al cambio), pero nunca recibió nada: “Desde 2016 no he visto ni un solo zloty”, exclama.

Intentó revocar la donación

Pese a que la escritura garantizaba el derecho vitalicio de residencia para Urszula y su suegra de 94 años, la convivencia se ha deteriorado gravemente. La mujer denuncia que su hijo y su nuera la insultan, le impiden usar el baño o la cocina y que vive prácticamente recluida. “No puedo ni caminar por el patio”, se lamenta.

El conflicto ha derivado en múltiples intervenciones policiales. Incluso uno de los vecinos reconoció haber intentado mediar sin éxito: “Solo conseguí que me insultara”. La propia nuera negó al equipo de un reportaje el acceso a la vivienda, alegando que solo disponen de una habitación y que la madre debería recibir allí el tratamiento.

Urszula Burska
Urszula Burska | Foto: Polsatnews

Urszula intentó revocar la donación alegando “ingratitud grave”, una figura legal contemplada cuando el receptor del bien actúa con mala fe hacia el donante. No obstante, los tribunales de varias instancias rechazaron la petición.

“La ingratitud debe manifestarse en actos directos contra la integridad, salud o dignidad del donante”, explicó Agnieszka Karłowicz, del Tribunal de Distrito de Siedlce (serían el símil a los Juzgados de lo Social). Aunque se reconoció que existían conflictos, no se consideró probado que estos alcanzaran el nivel exigido por la ley. Para la abogada Marzena Świeczkowska-Wójcikowska, sin embargo, hay argumentos para sostener lo contrario: “El comportamiento hostil, los insultos y la violencia psicológica continuada pueden encajar en ese concepto legal”.

"Parece que quiere que nos vayamos a la calle”

El hijo de Urszula fue juzgado este año por falsificar facturas de maquinaria agrícola. Aunque el proceso penal fue suspendido condicionalmente por dos años, recientemente volvió a ser denunciado por agredir a un familiar con una cosechadora, lo que podría reactivar el caso judicial.

“La situación es insostenible”, afirmó la hija. “Mi madre está destrozada, y mi abuela, con 94 años, vive con miedo constante”. Pese a todo, ni la justicia ni los servicios sociales han logrado hasta ahora ofrecer una solución efectiva. "Parece que quiere que nos vayamos a la calle”, exclama.

El alcalde de la localidad de Dobre, Kamil Wichrowski, aseguró que el caso lleva años siendo atendido por los servicios sociales y se comprometió a “reforzar las actuaciones” para tratar de resolver el conflicto.

Mientras tanto, Urszula sigue viviendo en condiciones precarias, recibiendo ayuda de los vecinos e intentando recuperar al menos parte de los derechos que cree haber perdido. “Mi marido no descansaría en paz si viera esto … esto no se lo espera nadie de su propio hijo”, termina.

Otras noticias interesantes

Lo más leído