
Un hombre de 89 años que llevaba 50 años trabajando en la industria automotriz se jubiló hace solo dos años, a los 87, pero ahora quiere volver a trabajar porque dice que la jubilación le parece aburrida. Aunque estuvo cinco décadas trabajando en la fábrica de vehículos y llegó a ser director de una empresa de tasación durante 20 años, tuvo que jubilarse porque su trabajo le exigía mucho físicamente.
Richard Maas, es un hombre de 89 años que vive en Tempe, en el estado de Arizona. Estuvo trabajando en la industria automotriz durante más de cinco décadas, incluyendo la gestión de una empresa de tasaciones hasta bien entrada la década de los 80. Se jubiló hace casi dos años cuando el trabajo se volvió demasiado exigente físicamente, pero dijo que aún conserva la mente fresca, lo que le hace "odiar la jubilación". En su mundo ideal, seguiría trabajando hasta la muerte, como recoge en declaraciones la entrevista que le ha hecho recientemente Business Insider.
Como él mismo declara, "a esta edad, sin trabajo, no hay mucho que esperar", añadiendo que trabajó durante su jubilación por placer, no por dinero. "Siento que cuando dejas de trabajar, pierdes la sensación de tener un propósito. Así me siento ahora mismo". Es por eso que el protagonista siguió trabajando hasta tan avanzada edad, ‘perdiendo’ años de descanso. Es solo otro caso más de un jubilado que quiere seguir trabajando, ya sea para mantener sus relaciones sociales, por alcanzar sus objetivos antes de morirse o por el simple hecho de que con la rutina tienen algo que hacer cada día.
Empezó trabajando en una empresa de seguros
Comenzó su carrera en 1964 como perito de seguros para una compañía vinculada a General Motors y permaneció en el sector durante más de tres décadas. Durante ese tiempo, se dedicó a investigar reclamaciones para determinar la responsabilidad de la aseguradora, una labor que le proporcionó estabilidad económica y la satisfacción de ayudar a quienes sufrían algún percance con sus vehículos.
Según relató, su trabajo le permitía “ayudar a la gente a resolver problemas a diario”, y eso era precisamente lo que más valoraba. A lo largo de su carrera, él y su esposa adoptaron a dos hijos, que hoy viven cerca. “Ayudé a la gente, al cliente que pagaba, y también ayudé a controlar los costos de pérdida de la empresa para la que trabajaba”, explicaba, añadiendo que ese sentido de servicio fue lo que le motivó “a seguir adelante durante 50 años”.
Dirigió su primera empresa a los 80 años
Se retiró en 1998, tras haber pasado por diferentes departamentos dentro de la misma empresa, pero poco después comenzó a sentir un vacío. “Viajamos un poco después de jubilarnos y no trabajamos mucho”, reconocía, dejando ver su necesidad de mantenerse activo.
Tras un breve período colaborando con un antiguo aprendiz, en 2002 decidió hacer realidad un sueño que arrastraba desde hacía años: convertirse en emprendedor. A mediados de sus sesenta fundó su propia empresa de tasación de vehículos, con la que gestionaba reclamaciones de seguros para diversas aseguradoras. Aclaró que no lo hacía por dinero, sino por mantenerse en forma física y mental, y por seguir prestando ayuda. “Fue un trabajo muy satisfactorio, para ser sincero, incluso cuando tenía 80 años”, afirmaba.
No quería jubilarse, pero “físicamente” no le quedaba otra
Dirigió su negocio hasta hace dos años, cuando reconoció que el esfuerzo físico necesario para inspeccionar vehículos se había vuelto excesivo. “Psíquicamente, no he tenido muchos problemas”, decía. “Físicamente, sin embargo, el trabajo requería agacharse debajo de los vehículos, y eso se volvió demasiado difícil”.
Adaptarse a la inactividad después de más de cinco décadas en activo no fue fácil. Ahora pasa los días leyendo y viendo la televisión, aunque admite que esa rutina ha reducido su motivación. Por eso, dice detestar la jubilación.
Casado desde hace 70 años, asegura que su relación ha sido el pilar que lo ha mantenido firme tanto en lo personal como en lo profesional. Compartirlo todo con su mejor amiga le ha dado estabilidad emocional y ha reforzado su compromiso con la familia. A lo largo de los años, también ha mantenido el contacto con sus amistades y anima a quienes están cerca de su edad a no dejar de trabajar si no lo desean.
“No me arrepiento de nada”, concluye. “La gente tiene que hacer lo mejor que pueda con lo que tiene en todo momento”.

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