
Elon Musk arremetió públicamente contra Sergio Gor, director de la Oficina de Personal Presidencial de EE. UU., calificándole de “serpiente” tras conocerse que este alto cargo, encargado de supervisar la contratación y verificación de miles de empleados federales, no habría completado su propio proceso de autorización de seguridad. La acusación se produce en medio de un conflicto abierto entre el empresario y la Casa Blanca, desencadenado principalmente por la retirada inesperada del candidato de Musk para dirigir la NASA.
La tensión entre Musk y Gor no es nueva y se remonta a una reunión del gabinete celebrada en marzo, en la que el fundador de Tesla habría recriminado a Gor los retrasos en la incorporación de nuevos cargos. Según fuentes recogidas por The New York Post, el incidente provocó un “profundo resentimiento” por parte de Gor, quien habría prometido “vengarse”.
Esa represalia se habría materializado a finales de mayo, cuando la Casa Blanca retiró la nominación de Jared Isaacman, empresario tecnológico y astronauta privado, como administrador de la NASA, algo que no sentó muy bien a Musk. Isaacman, estrechamente vinculado a Musk, declaró en el pódcast All-In que su candidatura fue sacrificada en una pugna más amplia entre ambos bandos: “Yo era un buen objetivo, visible”.
El comentario de Musk, “Es una serpiente” fue publicado en la red X como reacción a un artículo del New York Post que revelaba que Gor aún no ha entregado el Formulario Estándar 86, necesario para obtener la autorización de seguridad permanente. Esta situación resulta especialmente llamativa, dado que Gor supervisa precisamente ese mismo proceso para aproximadamente 4.000 nombramientos políticos.
Cinco meses después del inicio del segundo mandato de Trump, Gor no habría cumplido con este requisito, aunque desde la Casa Blanca se ha negado la acusación. La portavoz Karoline Leavitt tildó el reportaje de “chismes infundados” y aseguró que Gor “dispone de una autorización activa”. El consejero legal David Warrington añadió que Gor “cumple plenamente con todas las obligaciones éticas y legales”.
Consecuencias políticas y ruptura con Trump
La retirada de la candidatura de Isaacman fue el detonante de una ofensiva mediática de Musk contra Trump y sus principales iniciativas legislativas. Poco después, Musk abandonó su rol como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), cargo que ocupaba como empleado especial del Gobierno durante 130 días.
Aunque el expresidente Trump ha intentado restar importancia al conflicto diciendo que “no hay resentimientos”, el enfrentamiento público ha puesto en entredicho la unidad interna de su administración y evidenciado las luchas de poder entre sus asesores.
Isaacman, por su parte, ha insistido en que su salida no se debió a sus donaciones políticas pasadas (que incluían aportaciones tanto a demócratas como a republicanos), y ha expresado su decepción por no poder llevar a cabo una reforma profunda en la agencia espacial: “Habría eliminado la burocracia que frena el progreso”, explicó en redes.
Mientras que algunas voces como la del vicepresidente J.D. Vance han defendido a Gor —“ha hecho un gran trabajo y lo seguirá haciendo”—, otros sectores próximos a Musk consideran que la gestión del asesor ha comprometido proyectos clave y erosionado alianzas estratégicas.
La polémica también ha reavivado las críticas al sistema de nombramientos políticos y la falta de transparencia en los procesos de verificación dentro del Gobierno estadounidense, en un momento de creciente escrutinio hacia la administración Trump.